En días como éste
me gustaba sentarme a imaginar
la tierra yerma,
casas de papel bajo el sol ardiente,
y ancianos decrépitos sentados en las puertas
fumándose el tiempo como cigarros.
Perros sarnosos como fantasmas locos
vagando por la ciudad muerta,
sucio muladar de almas perdidas,
gimiendo el dolor que les escurre
por la piel,
lamiéndose el polvo que tienen bajo de los ojos,
los hocicos sangrantes, las gargantas podridas de rabia.
No hay cadáveres ya en las calles,
la rapiña de los buitres se detiene
más no acaba.
Ellos esperan con odio entre las nubes.
A veces quisiera ser como ellos.
Alas negras que devoran los caídos,
y luego se van, se van lejos
a donde anida la noche.
Dejando atrás, secándose al sol
los huesos y el polvo
de viejos recuerdos.
2 Comments:
Inspirardor y crudo pensamiento de esta la tierra olvidada, sin duda tu filosofía es grata. Saludos hermano.
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