tiempo, sentimientos, cuerpos. El voraz capitalismo todo lo abarata, todo lo destruye, lo vuelve impersonal, frío, común. Ya no importa quién eres, si no que marca te viste, qué coche manejas, a qué bar asistes (antro es una palabra de mierda), qué celular usas; ya no somos personas, somos productos. Productos de la mercadotecnia, de la publicidad, de los feroces estrategas empresariales, de los genios del diseño, de la última novedad. Sólo el dinero se le equipara al tiempo en eso de acabar con todo, de arrasar con nuestra forma de ser, pensar y sentir. La dignidad tiene precio, la moral también, tu culo y el mío, el de la bella modelo con nalgas redondas y pechos soberbios, el del carita sangrón que sale en la tele (otra palabra de mierda), los adictos y las putas, al igual que sacerdotes y mojigatas. El tiempo lo destruye todo, el dinero también.
Eso es lo que pienso después de observar la obra del madrileño Santiago Sierra. Al primer vistazo, uno piensa "Pinche gachupín, pura pendejada" pero sus obras nos remiten inmediatamente a lo que antes expresé. Pagarle a unas putas para que se dejaran tatuar una línea en la espalda, a unos tipos para que se masturben frente a la cámara, o leer durante 120 horas una guía de teléfonos en árabe suena absurdo, perverso, pero, como bien comentan “Perverso no es masturbarse, teñirse o tatuarse la piel. La perversión está en el hecho de comprar cuerpos, voluntades, tiempo”
Los invito a que miren su obra, y a que meditemos un poco en lo que nos dice Santiago Sierra, sobretodo en esta época de furor consumista previa al "Día de San Valentín"
>>Página oficial de Santiago Sierra<<
Eso es lo que pienso después de observar la obra del madrileño Santiago Sierra. Al primer vistazo, uno piensa "Pinche gachupín, pura pendejada" pero sus obras nos remiten inmediatamente a lo que antes expresé. Pagarle a unas putas para que se dejaran tatuar una línea en la espalda, a unos tipos para que se masturben frente a la cámara, o leer durante 120 horas una guía de teléfonos en árabe suena absurdo, perverso, pero, como bien comentan “Perverso no es masturbarse, teñirse o tatuarse la piel. La perversión está en el hecho de comprar cuerpos, voluntades, tiempo”
Los invito a que miren su obra, y a que meditemos un poco en lo que nos dice Santiago Sierra, sobretodo en esta época de furor consumista previa al "Día de San Valentín"
>>Página oficial de Santiago Sierra<<


0 Comments:
Post a Comment